lunes, 24 de junio de 2024

Mastocitosis cutánea y sistémica



Autora : Sara Montemayor Rodero

4º Curso Medicina grupo "D" (curso 2023-24)

Código de trabajo : 2309-SMR





INTRODUCCIÓN


La mastocitosis fue descrita por primera ver como tal por Sezary en 1936 se define como una hiperplasia y, en consecuencia, acumulación de mastocitos maduros (producidos en la médula ósea) los cuales infiltran tejidos y órganos. Puede presentarse como afectación cutánea, más típica de la infancia y por lo general, autolimitada hasta la adolescencia en el 90% de los casos. Por otra parte, la afectación sistémica, cuyo principal foco es la médula ósea, es más frecuente en la edad adulta y de curso más crónico. Los órganos infiltrados son principalmente aquellos que contienen más fagocitos mononucleares, lugares por los que este tipo de células presentan especificidad, por lo que además de la médula también existe una afectación de la piel, el tracto intestinal, hígado o ganglios linfáticos (1).



EPIDEMIOLOGÍA


La mastocitosis es una enfermedad poco prevalente (1/10.000) (1). La afectación es más frecuente en la edad adulta en torno a los sesenta años, que además cursa casi en la totalidad de los casos con afectación sistémica y de manera crónica. En los pacientes de corta edad suele ser autolimitado hasta la adolescencia y con una afectación limitada a la piel.

Puede darse en ambos sexos, pero existe una mayor predisposición en los varones.



CLÍNICA


Podemos dividir las manifestaciones clínicas en función de la liberación de los mediadores que se encuentran en el interior del mastocito y las manifestaciones derivadas de la propia infiltración mastocitaria:

Los mastocitos contienen mediadores linfocitarios entre los que se encuentra la histamina, la heparina, leucotrienos… Su desgranulación provoca síntomas como el prurito, el más frecuente, la vasodilatación generando flushing sin sudoración, náuseas, rinorrea, taquicardia, o alteraciones de la coagulación (1,2). Esta liberación de mediadores de los mastocitos puede ver intensificado por factores desgranuladores de diversa índole como farmacológica; antiinflamatorios no esteroideos, opioides, antibióticos; de carácter físico como el ejercicio o cambios de temperatura; alimentos como alcohol o picantes; También el estrés, picaduras de insectos o la fiebre (3). Estos pueden dar lugar al conocido síndrome de liberación mastocitaria, a veces, incluso, a un shock anafiláctico por lo que los pacientes deben conocer la manera de autoadministrarse adrenalina.

Los síntomas derivados de la propia infiltración mastocitaria pueden ocasionar también manifestaciones como alteraciones hematológicas (anemia, trombocitopenia, leucopenia, basofilia) hepatoesplenomegalia, osteoporosis, que puede derivar en aplastamientos vertebrales o fracturas patológicas, por la diminución de la absorción del calcio, aunque también puede ser debida a la liberación de mediadores anteriormente nombrada, en concreto, la heparina. Si el patrón de la lesión ósea es de osteoesclerosis, el síntoma más frecuente es el dolor de localización no articular. (1)


MASTOCITOSIS CUTÁNEA


Esta presentación es más frecuente en la infancia. La OMS ha identificado cuatro formas de manifestaciones: urticaria pigmentosa, mastocitosis cutánea difusa, mastocitoma y telangectasia macularis eruptiva. Siendo la más frecuente la urticaria pigmentosa (Figura 1) y el mastocitoma, alcanzando el 90% (3). Se trata de máculas o pápulas de color amarillo o marronáceas con signo de Darier positivo. Las lesiones pueden confluir formando placas pruriginosas que se distribuyen principalmente por el tronco y con respeto de cara, cuello, cuero cabelludo, y la zona palmo-plantar.


Figura 1. Urticaria pigmentosa. Joe E, Soter N. 
En Current Dermatologic Diagnosis and Treatment, edited by 
I Freedberg, IM Freedberg, and MR Sanchez. Philadelphia, Current Medicine, 2001.

La clínica asociada a la urticaria pigmentosa, descrita por primera vez por Sangster en 1878 es el prurito seguido de flushing (3) sin sudoración y está desencadenado por agentes físicos descritos anteriormente. Esta modalidad puede asociar más clínica sistémica que otras, como el broncoespasmo o las crisis asmáticas aunque no es común en la infancia.


MASTOCITOSIS SISTÉMICA


Esta presentación clínica es más frecuente de los adultos y suele cursar como se nombró anteriormente con una afectación de la médula ósea del 90% y afectación ósea en un 50% de los casos (2). En los adultos, es más típico encontrar erupciones más monomorfas a diferencia de la afectación infantil que suele ser polimorfa. En los adultos las pápulas suelen tener un diámetro menor de un centímetro con el signo de Darier negativo (2).

Es relevante que en los pacientes adultos se les haga un seguimiento estrecho ya que tienen un riesgo superior a la población normal de desarrollar neoplasias, sobre todo hematológicas.

En la mayoría de los pacientes adultos que presentan mastocitosis se ha identificado una mutación por sustitución de aspartato por valina en el codón 816 del protooncogén c-kit, el cual codifica una tirosin-quinasa localizada en la membrana de los mastocitos y se encarga de estimular su proliferación. La mutación provoca pues la sobreactivación del mismo y por lo tanto, la proliferación descontrolada.


DIAGNÓSTICO


El diagnóstico de esta patología es principalmente clínico y se basa en la exploración física y la anamnesis del paciente. En la exploración física, la presencia del signo de Darier (Figura 2) es patognomónico (4); importante recordar que en los adultos la mayoría de las veces es negativo. El diagnóstico de confirmación vendrá dado a través de una biopsia del tejido donde se podrá observar la infiltración mastocitaria (Figura 3).




Figura 2. Signo de Darier positivo en un paciente con mastocitoma solitario. Se aprecia un incremento de la pápula y enrojecimiento de la lesión tras las fricción o traumatismo. Cortesía del servicio de Dermatología del hospital civil de Culiacán en la presentación de mastocitosis.

En el caso de presentar la mastocitosis sistémica, se estudiará una analítica con hemograma, niveles de triptasa sérica y coagulación entre otros. Pruebas de imagen (TAC principalmente ya que la gammagrafía ósea es un muy sensible pero poco específica) para observar si hay lesiones óseas, que pueden ser de dos tipos, osteoporóticos (49,5%) y osteoescleróticos en un 33%. Una biopsia de médula ósea donde se podrá ver un infiltrado mastocitario y es la prueba con mayor rentabilidad si se sospecha de afectación sistémica. Se puede realizar también un estudio de orina donde existe un aumento de los metabolitos de la histamina como el ácido 5-metil- imidazol-acético y de prostaglandina D2.



Figura 3: Biopsia con tinción de Hematoxilina-eosina a cuarenta aumentos de tejido afectado por la infiltración mastocitaria. Créditos: Angulo J, et al. Mastocitosis del adulto. Descripción de 9 casos clinicopatológicos en Actas Dermosifiliogr 2005;96(4):231-6.



TRATAMIENTO



El tratamiento es principalmente sintomático y conservador consistiendo en evitar los factores que precipitan la desgranulación de los mastocitos.

Para la prevención, como fueron comentados anteriormente los factores desencadenantes de la desgranulación, consistiría en evitar la exposición a fármacos como los antiinflamatorios no esteroideos, limitar la ingesta de alimentos picantes, evitar los cambios bruscos de temperatura entre otros. También se puede mantener la barrera cutánea usando emolientes. El paciente debe llevar siempre una inyección de adrenalina ante un posible shock anafiláctico. Si la clínica persiste se puede optar por fármacos antihistamínicos H1. Si no fuese suficiente también se puede intentar un bloqueo del receptor H2.

En algunos pacientes también se ha intentado la fototerapia (PUVA) en los cuales se ha obtenido una buena respuesta. Corticoides, cromoglicato sódico para los síntomas intestinales también son una opción en función de la afectación, por ejemplo, el cromoglicato sódico, para las alteraciones gastrointestinales ha dado buenos resultados. (1, 2)

Para la afectación ósea y en consecuencia su dolor, se pueden emplear fármacos como el interferón alfa 2b la cladribina o la radioterapia, es decir, en presentaciones agresivas. En mujeres post-menopaúsicas, se puede optar por usar moduladores de estrógenos y bifosfonatos. En caso de que el dolor no responda a ninguno de estos tratamientos anteriores se puede plantear la opción de radioterapia.
 


PRONÓSTICO


Como se ha ido explicando a lo largo de todo el texto, existen dos formas de la mastocitosis cutánea y sistémica.

El 90% de las presentaciones en la infancia son autolimitadas hasta la adolescencia. Por lo tanto, es en esta edad cuando se establece o no la afectación sistémica (10% restante). Los pacientes con afectación sistémica tienen un peor pronóstico por asociar un aumento de riesgo a padecer neoplasias hematológicas, así como transformaciones malignas en un 5% de los casos y un final fatal en un 30%.



CONCLUSIÓN


La mastocitosis es una enfermedad de baja prevalencia, cuya afectación e infiltración determina el pronóstico de una persona. El tratamiento solo es sintomático por lo que las formas más agresivas y avanzadas carecen de tratamiento adecuado con la consecuente reducción de la calidad de vida de los pacientes y el constante riesgo de malignización a una neoplasia hematológica.

La mutación más relacionada con la mastocitosis en adultos, la cual conlleva prácticamente en la totalidad de los casos una afectación sistémica, está relacionada con el gen de proliferación c-kit (en concreto sustituciones de aminoácidos, a diferencia de los GIST que presentan deleciones o inserciones en este gen, pero en el exón 11). En mi opinión, quizás este puede ser un frente de investigación por el cual tratar la sustitución y revertir las formas con afectación sistémica.



BIBLIOGRAFÍA


1. Mastocitosis sistémica y afectación ósea [Internet]. Elsevier.es. [citado el 17 de junio de 2024]. Disponible en: https://www.elsevier.es/es-revista-reemo-70-pdf-13034428


2. Mastocitosis del adulto. Descripción de 9 casos clinicopatológicos [Internet]. Actasdermo.org. [citado el 17 de junio de 2024]. Disponible en: https://actasdermo.org/es-pdf-13074891


3. Zegpi-Trueba MS, Hasbún-Acuña P, Berroeta-Mauriziano D. Mastocitosis cutánea: reporte de un caso. Revista Chilena de Pediatría. 2016;87(3):204–7.
Disponible en: http://dx.doi.org/10.1016/j.rchipe.2015.09.004


4. García Jesús, Wattiez Víctor, Aquino Nidia, Aldama Arnaldo, Gorostiaga Graciela, Rivelli Victoria et al. Mastocitosis cutánea en lactante. Pediatría. (Asunción) [Internet].2016 Ago [citado 2024 Jun 17]; 43(2): 145-150. Disponible en:
http://scielo.iics.una.py/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1683- 98032016000200007&lng=es. https://doi.org/10.18004/ped.2016.agosto.145-150.


miércoles, 5 de junio de 2024

Plasmocitoma solitario



Autora : Nerea Gómez Martínez

4º Curso Medicina grupo "D" (curso 2023-24)

Código de trabajo : 2308-NGM




INTRODUCCIÓN


La primera proliferación neoplásica de células plasmáticas fue descrita por Dalrymmple y Bence-Jones en 1846, y se caracterizaba por marcada proteinuria y dolores óseos. Posteriormente, en 1873, se acuñó el término de mieloma múltiple para esta enfermedad.

Las neoplasias malignas originadas a partir de los inmunocitos de la serie B (linfocitos B y plasmocitos) abarcan:

  • Mieloma múltiple y plasmocitoma solitario
  • Macroglobulinemia de Waldeström y otras gammapatías monoclonales
  • Leucemia linfoide crónica y linfomas malignos (1)

En el caso del plasmocitoma solitario, la malignización de las células plasmáticas produce un solo tumor localizado, histológicamente idéntico al mieloma múltiple. Dependiendo de su ubicación, puede denominarse Plasmocitoma Óseo Solitario (POS), cuando afecta al hueso, o Plasmocitoma Extramedular (PEM), si se localiza en cualquier otro tejido blando extraóseo y no compromete al esqueleto (fundamentalmente en el aparato respiratorio (90%) y gastroduodenal) (2).




Figura 1. Tumoración de la región anterior derecha de la nasofaringe, 
sin infiltrar ni adenomegalias (3)




Figura 2. Rx de columna lumbar que muestra una imagen lítica 
actual a nivel de L3 y en los 2 meses previos (2)



EPIDEMIOLOGÍA


El plasmocitoma solitario constituye un 2% aproximadamente de todas las neoplasias de células plasmáticas.

La mediana de edad de presentación son 55 años, siendo los varones los que enferman 2 veces más que las mujeres (4).

Además, se considera más frecuente el Plasmocitoma Óseo Solitario que el Plasmocitoma Extramedular.

No se conocen factores predisponentes a padecer este tipo de enfermedad.

El Plasmocitoma Óseo Solitario se asienta principalmente sobre la columna vertebral, y menos frecuentemente en costillas, esternón, pelvis, clavícula, escápula, cráneo y huesos largos.

El 75% de los Plasmocitomas Extramedulares se asientan a nivel nasosinusal/nasofaríngeo, el 12% en orofaringe y el 8% en laringe. Otros lugares menos frecuentes son lengua, glándulas salivares menores, tiroides, glándula parótida (1).



CLÍNICA


La principal manifestación clínica del Plasmocitoma Óseo Solitario consiste en provocar dolor dependiendo la zona donde se encuentre, en la mayoría de los casos, dolor a nivel torácico y/o lumbar (por su más frecuente localización en columna vertebral). En otras ocasiones, se detecta como un hallazgo casual en forma de fractura lítica (2).

Los Plasmocitomas Extramedulares se localizan en áreas submucosas, y entre un 80- 90% acontecen a nivel de la cabeza, y, sobre todo, a nivel del tracto aerodigestivo superior, afectando con mayor frecuencia a fosas paranasales y rinofaringe. La localización laríngea es excepcional, y la epiglotis es la estructura frecuentemente más afectada, y su síntoma más frecuente en localización craneana y cervical es la tumoración de crecimiento progresivo y dolor local (1). En estos casos, se requiere de diferenciación de los linfomas MALT y plasmablástico (4).



DIAGNÓSTICO


Las tres variedades de los tumores de células plasmáticas (Plasmocitoma Óseo Solitario, Plasmocitoma Extramedular y Mieloma Múltiple) son indistinguibles histológicamente; son únicamente diferenciables en base a una combinación de pruebas histológicas específicas y estudio de afectación sistémica. Su buen diagnóstico es indispensable, pues el tratamiento y la supervivencia son diferentes (1).

En cualquiera de los dos tipos de Plasmocitoma se puede detectar proteína monoclonal y relación anormal de sFLC en suero, pero para su diagnóstico es necesario realizar el examen histológico de la lesión y (al igual que en el Mieloma Múltiple) aspirado y biopsia de la médula ósea, estudios bioquímicos y pruebas de imagen (RMN de cuerpo completo, PET-TC si Plasmocitoma Extramedular -y eventualmente en Plasmocitoma Óseo Solitario-) (4).

El diagnóstico histológico es establecido por la presencia de agregados de células plasmáticas con frecuentes atipias, como la presencia de nucleolos irregulares, inversión en la proporción núcleo/citoplasma, más infiltración de tejido adyacentes, células binucleadas. la naturaleza monoclonal de las células plasmáticas confirma por inmunocitoquímica, tiñendo para cadenas de inmunoglobulinas kappa y lambda. Es frecuente encontrar hallazgos inflamatorios, incluyendo granulomas y depósitos amiloides.

Los criterios para diagnosticar el Plasmocitoma Extramedular son: masa solitaria extramedular de células plasmáticas monoclonales, biopsia de médula ósea normal, ausencia de alteraciones óseas radiológicas, no anemia, hipercalcemia ni alteración de la función renal debida a la discrasia de células plasmáticas y ausencia o mínima paraproteína en suero u orina (5).


En el aspirado de médula ósea se puede detectar una infiltración leve de células plasmáticas monoclonales que indican un alto riesgo de progresión a mieloma múltiple (6).



TRATAMIENTO


La radioterapia (40-50 Gy en 20 fracciones durante 4 semanas) es el tratamiento de elección para tratar el Plasmocitoma; sin embargo, algunos autores se debaten sobre si la radioterapia no es suficiente para pacientes con alto riesgo de progresión a Mieloma Múltiple, para lo que se puede utilizar la quimioterapia (7), aunque esto todavía está en constante debate. Además, adicionalmente se utiliza el tratamiento quirúrgico de los Plasmocitomas Óseos Solitarios en caso de fractura patológica o alto riesgo de esta, y en casos de complicaciones neurológicas.

Las recurrencias locales después de la radioterapia son inferiores al 5% (5). No están indicados los bifosfonatos.

Tras la finalización del tratamiento, los enfermos precisan monitorización cada 3-6 meses para detectar una eventual progresión hacia Mieloma Múltiple o (más raro) recidiva local (4).



PRONÓSTICO


La supervivencia y el periodo libre de enfermedad va a variar dependiendo del tipo de Plasmocitoma al que nos enfrentemos.

Aunque ambas formas de Plasmocitoma (óseo y extramedular) responden bien al tratamiento, la supervivencia y la progresión del Plasmocitoma Óseo Solitario es peor que la del Plasmocitoma Extramedular, debido a su alta tasa de evolución a Mieloma Múltiple (7).

En los Plasmocitomas Óseos Solitario es el indicador pronóstico es la progresión a Mieloma Múltiple, que se produce en el 35-50% de los pacientes diagnosticados entre los 3-5 años del diagnóstico. Por esta razón, a pesar de haber tenido una buena respuesta al tratamiento con radioterapia, deben llevar un seguimiento estrecho por tiempo prolongado, pues se conocen recidivas después de hasta 28 años tratados (1).

La transformación mielomatosa ocurre entre un 8% y 30% en Plasmocitomas Extramedulares.

La supervivencia global de los Plasmocitomas Óseos Solitarios tiene una mediana de 10 años, mientras que la de los Plasmocitomas Extramedulares es de 8-13 años; así como el periodo libre de enfermedad a los 10 años en el Plasmocitoma Óseo Solitario es del 15-40%, y el de los Plasmocitomas Extramedulares es del 40-70%.

Se han buscado factores pronósticos de la transformación del Plasmocitoma en Mieloma Múltiple, sin llegar a ser concluyentes. Se ha postulado que niveles de la proteína de Bence-Jones en orina superiores a 1mg/cm3 son estadísticamente significativos con la transformación mielomatosa. Otros factores que pueden influir son localizaciones múltiples, presencia de adenopatías, existencia de destrucción ósea, (sobre todo en individuos jóvenes), y las recidivas locales que aumentan el riesgo de diseminación (6).


CONCLUSIÓN


Los Plasmocitomas son tumores de baja frecuencia, histológicamente indistinguibles del Mieloma Múltiple, que representan una proliferación neoplásica de células plasmáticas.

Los plasmocitomas pueden ser de dos tipos:

  • Plasmocitoma óseo solitario (diagnosticado en lesiones líticas sobre todo vertebrales)
  • Plasmocitoma extramedular (con localización primariamente submucosa de vía respiratoria superior y cavidad bucal, y agresividad local).

Ambos tipos deben ser resecados quirúrgicamente si están bien delimitados, pero el tratamiento base es la radioterapia (y quimioterapia si hay alto riesgo de evolución a Mieloma Múltiple, todavía en discusión).

La aparición del Mieloma Múltiple representa la progresión de las formas más malignas en variable porcentaje dependiendo del tipo de plasmocitoma, sin haberse identificado factores predictivos de dicha progresión, y es el principal factor pronóstico de estos pacientes.

El Plasmocitoma Óseo Solitario tiene un peor pronóstico general que el plasmocitoma extramedular.




BIBLIOGRAFÍA


1. Krivoy A, Krivoy J, Krivoy M. Plasmocitoma solitario de cabeza: Presentación de dos casos. Gaceta Médica de Caracas. junio de 2008;116(2):143-51.

2. Franquelo Morales P, Valero Serrano B, Syldor MH, González Martínez F. Plasmocitoma Óseo Solitario. Revista Clínica de Medicina de Familia. octubre de 2010;3(3):229-32.

3. Corvo M, Granato L, Ikeda F, De Próspero J. Extramedullary nasal plasmacytoma: Literature review and a rare case report. Int Arch Otorhinolaryngol. 9 de enero de 2014;17(02):213-7.

4. Plasmocitoma solitario [Internet]. [citado 19 de mayo de 2024]. Disponible en: https://empendium.com/manualmibe/tratado/social/chapter/B76.VI.H.4.1.1.

5. Alcaide-Matas F, Galán-Álvarez P, Campano-Cruz I, Fernández-Alonso A, Oliva-Berini E, García-Olives F. Plasmocitoma solitario extramedular de localización perianal. Cir Esp. 1 de enero de 2007;81(1):54-5.

6. Caers J, Paiva B, Zamagni E, Leleu X, Bladé J, Kristinsson SY, et al. Diagnosis, treatment, and response assessment in solitary plasmacytoma: updated recommendations from a European Expert Panel. J Hematol Oncol. 16 de enero de 2018;11(1):10.

7. Grammatico S, Scalzulli E, Petrucci MT. Solitary Plasmacytoma. Mediterr J Hematol Infect Dis. 2017;9(1):e2017052.